CELEBRACIÓN DEL 75 ANIVERSARIO DE LA FUNDACIÓN DE LA CONGREGACIÓN DE RELIGIOSAS DE LAS MISIONERAS DEL DIVINO MAESTRO.

Un 7 de diciembre de 1944, “brotó esta escogida flor, en el frondoso jardín de la Iglesia…, al calor de las palabras siempre fecundas del Divino Maestro: “El Evangelio es anunciado a los pobres”. (Idea Sucinta)

Con estas palabras Francisco Blanco Nájera pronuncia con claridad en la “Idea Sucinta” lo que las Misioneras del Divino Maestro y los Cooperadores Seglares del Divino Maestro son en la Iglesia a la luz del Espíritu Santo.

Francisco Blanco Nájera y Madre Soledad de la Cruz fundan la Congregación Religiosa de Misioneras del Divino Maestro y Cooperadores Seglares del Divino Maestro porque quisieron ayudar, desde la Iglesia, a las clases humildes. Se lanzan con decisión a la gran Misión de formar la mente y el corazón de los hombres y mujeres del mañana… teniendo como único modelo a Jesucristo, verdadero Maestro de todo educador, para llevar a la inteligencia y al corazón de los pobres y jóvenes, la luz y el conocimiento del Divino Maestro.

En Baza (Granada) se asienta la primera Comunidad de Misioneras del Divino Maestro el 10 de marzo de 1945.  Poco tiempo después, las Misioneras del Divino Maestro llegarían a Jaén, primero en Millán de Priego y un tiempo después en la calle Los Peñas, donde se encuentra el colegio actualmente.

A los 75 años del nacimiento de la Congregación, sigue vivo el carisma de Evangelizar a los pobres abriendo nuevos caminos y horizontes que se hacen realidad con el nacimiento canónico de una Fundación, llamada “Divino Maestro, Fundación Educativa”. En medio de las dificultades propias de nuestro tiempo, la llamada del Maestro “ID y enseñad a todas las gentes” (Mt. 28,19), “Los pobres son evangelizados” (Lc. 4,16) lleva a las Misioneras y Cooperadores Seglares a continuar abriendo los centros a niños, jóvenes y adultos que “Hoy” igual que “Ayer” necesitan conocer quién es Dios.

  La celebración de este 75 aniversario es un momento de gracia en la Iglesia. La misma generosidad y abnegación que movieron a Francisco Blanco Nájera y Madre Soledad a arriesgar todo por el Evangelio, sigue impulsando hoy los corazones de Misioneras, Cooperadores y de toda la Familia Divino Maestro a mantener vivo el carisma, con la misma fuerza del Espíritu que lo suscitó.  Agradecidos al Señor por el bien y la gracia que ha derramado en la Congregación, fijando nuestros ojos en el Divino Maestro, y bajo la protección de nuestra Madre Inmaculada, ponemos en sus manos el futuro, para seguir haciendo obras grandes.