El «Espíritu del Señor está sobre mí»
Es un don que debemos pedir todos los
días para que cada miembro de la comunidad educativa y en concreto nuestros
alumnos con gran libertad, limpieza de corazón y gratuidad sepan responder a lo
que Dios quiere de cada uno. Dejarse llevar por el Espíritu Santo es buscar la
coherencia entre lo que soy profundamente, lo que hago y cómo lo hago. Dejarse
guiar por el Espíritu es aprender el alfabeto del corazón, tener esa sensibilidad
para escuchar, percibir y ver por donde el Espíritu nos está llevando porque él nos
confirma, nos interpela, nos alienta, nos conforta.